Gaviotas al ras del suelo. El sentido del momento. Alejandra Hoyos González Luna


Estando en mi diplomado de logoterapia, terapia centrada en el sentido, empezaron a hablar de lo importante que es disfrutar cada momento, de estar en el ahora. Disfrutar el trabajo pero también el descanso; el alba y también una puesta de sol, disfrutar la naturaleza y el ajetreo de la ciudad, gozar de una buena taza de café y poder elegir una buena actitud frente al sufrimiento, que se nos presenta de manera inevitable.

Estamos tan ocupados pensando en el ayer y el mañana que el hoy se nos escurre entre los dedos sin que nos demos cuenta. Comenzamos el día de una manera mecánica, como si tuviéramos asegurada la vida para siempre. Nos vestimos, desayunamos (eso si nos da tiempo), y partimos a la escuela o al trabajo. Esperando que el día de mañana tengamos tiempo para disfrutar, para estar con los amigos, para hablar con nuestra familia; deseando haber podido aprovechar las oportunidades que se nos presentaron ayer y, que por estar ocupados, dejamos pasar. Viktor Frankl, el fundador de la logoterapia, supo vivir y disfrutar cada momento de su vida: los momentos de alegría y también los de profunda tristeza y desesperación. Tuve la oportunidad de leer una carta que escribió Frankl, poco tiempo después de salir del campo de concentración de Auschwitz, en la cual expresaba su desesperación y desgarradora tristeza por desconocer el paradero de sus familiares y amigos. No puedo imaginar el dolor que ha de haber experimentado, al no saber si estaba viva o muerta la gente que amaba.

¡Cuántas veces, no disfrutamos el momento por estar pensando en lo que sigue o en lo que fue! Y sin darnos cuenta, vamos cerrando oportunidades que se desvanecen al no ser atendidas. Hay que retornar a ese momento en la vida, la infancia, en la que nos asombrábamos de todo. De las gaviotas volando a ras de suelo, del tan-tan de las campanas, de las cochinillas que se hacen bolita, del cochecito o la muñeca que encontrábamos después de un tiempo de haber perdido, del abrazo de la abuela y la bomba de chicle reventada en los cachetes. Lo que hacíamos era vivir, disfrutar y tomar sumamente en serio al presente.

Viktor Frankl disfrutaba de una taza de café de igual manera que subir a la cima de una montaña o escribir un libro. Disfrutaba cada actividad y vivía intensamente en el presente. Como jóvenes, debemos aprender a aprovechar cada momento, aprender a asombrarnos de la naturaleza, de estar vivos. Porque el presente es nuestro, no el futuro como muchas veces se nos hace creer. Los jóvenes son el futuro de México. No. Los jóvenes, los niños, la gente de la tercera edad y los adultos: todos somos el presente de México, del mundo. Y es en el presente dónde se puede transformar el pasado y el futuro. Se puede dar una reinterpretación del pasado, verlo de una nueva manera y ver que el presente es el futuro en potencia.

A veces sólo valoramos lo que tenemos, cuando se nos presenta de manera inevitable, un sufrimiento. Tal vez esa es la razón, de esos momentos de dolor que nos vienen a sacudir nuestra vida, nuestro supuesto equilibrio. Son los momentos en los que más que nunca, surgen las preguntas y las dudas: ¿Quién soy? ¿Qué quiere la vida de mí? ¿Existe algo más allá de mis propios huesos? ¿Qué pasa con las lágrimas derramadas y el dolor en el corazón? ¿Dé donde viene la fuerza que me permite levantarme, un día más? ¿Existe un Dios? También, empiezan los por qué. ¿Por qué a mi está enfermedad incurable? ¿Por qué se muere mi hijo, mi papá, mi hermano? ¿Por qué está injusticia? ¿Por qué? La logoterapia, invita a transformar esos por qué en para qué. Invita a buscar un sentido, aún en el peor de los sufrimientos, en la peor de las injusticias. Como dice Frankl, en su libro El hombre en busca de sentido: el valor no reside en el sufrimiento en si, sino en la actitud frente al sufrimiento, en nuestra actitud para soportar ese sufrimiento

La logoterapia: ya sea en la experiencia del arte, de la naturaleza, en el servicio o en el sufrimiento que se te presenta de una manera inevitable; busca que encuentres un sentido a tu existir, que hagas significativo cada momento de tu vida, que trasciendas tus propios pasos y dejes una huella única en la tierra. Te invita a qué te conviertas en una buscadora de sentido, de paraqués de las diferentes situaciones que se te presentan. Porque el sentido no se inventa ni se imita, se descubre.

Por eso, es importante tener momentos de silencio, de tranquilidad, de escucha; pero al mismo, tiempo es importante tener encuentros con el otro, disfrutar y gozar del instante y no tener miedo a vivir diferentes experiencias. Los paraqués se encuentran en la medida en que te des a una persona, a una causa o una creación; te encuentras en el hacer, que a veces implica dejar de hacer.

Estás líneas son palabras escritas en un presente en movimiento, que se vuelven pasado casi de manera instantánea y serán leídas en un futuro, tal vez cercano, tal vez lejano. Yo disfruté escribiendo cada palabra, como si fuera un trazo de una pintura o un ingrediente en una receta de cocina. Espero que tú lector, disfrutes esta lectura, así como cada cosa que te rodea: el cielo (si se alcanza a ver desde dónde estás sentado), la música que tal vez se escucha a lo lejos, el silencio.

Un comentario en “Gaviotas al ras del suelo. El sentido del momento. Alejandra Hoyos González Luna

  1. Me encanto la reflexion, es muy importante disfrutar de cada momento que tenemos en el aqui y el ahora, y soltar lo que ya no esta sin olvidar los momentos de felicidad que nos brindo.
    Gracias por recordarme que en este instante la vida me pide que disfrute intensamente lo que estoy leyendo y escribiendo.

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